domingo, abril 17, 2011
de viaje...
A lo cotidiano me en bebo embriagada en mis viajes mentales, un pie por aquí y otro por allá, si te veo ahí o te veo detrás de la piel y estoy inmersa en el despojo de lo físico.
Teorías que divagan en que siempre estamos dormidos, vivimos soñando, somos como zoombies, muertos sin saberlo siempre soñando, caminando "viviendo" "andando" en automático, presos de nuestros deseos, presos de nuestra fantasía y nuestro único límite somos nosotros mismos, el límite más posesivo, más celoso, más cínico, más cautivo: el miedo. Y ¿qué me dicen del despertar?, hay que vivir, abrir los ojos para mirar profundamente en nuestro entorno y contemplarlo formular teorías, formular sentidos y sentirlos, vivirlos experimentarlo para poder hacer ese sueño una realidad dentro de un sueño finito: la vida.
La mayoría de las veces estamos pensando, imaginando, vivimos presentes en los hubiera, los caminos están llenos de soñantes, es un estado del cual no salimos y en ocasiones ahi nos atrapamos, son los límites de la conciencia en un mundo de soñadores paseantes, que trabajan, comen, duermen, manejan, besan, rién y deambulan, miles de miradas ausentes, no presentes.
Soñar en esta realidad envuelta en diversos roles sociales, complicación, sencillez y aprenidzaje en la compleja agonía citadina, me entusiasma, me extasía, me divierte, me implica, me fascina. Muchos capítulos nuevos, viejos, repetitivos que leer en la ciudad. Despertar en la ciudad, vivirla, soñarla, platicarla, actuarla. Alegría.
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